Epidemiología

Hoy en día la distribución geográfica de la fitóftora causante de la seca es muy amplia. Actualmente está presente en más de 70 países (2) y está considerado uno de los cien patógenos más devastadores del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) (3). Además de afectar a plantaciones de frutales como los aguacateros de Centro América, esta fitóftora también está destruyendo ecosistemas forestales de todo el mundo como los bosques de ‘jarrah’ australianos, el ‘fynbos’ en Sudáfrica, los castañares europeos o las encinas y alcornoques de las dehesas mediterráneas, por citar solo algunos.

En Europa, Phytophthora cinnamomi está extendida por España, incluidas las islas Canarias, Portugal, Italia, y Francia. También se ha detectado su presencia en otros países, principalmente, en viveros (4).

En España, un estudio realizado en España en los años 90 reveló la existencia de 1.255 focos de seca en unas 20.000 hectáreas de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Madrid y Castilla-León (5). A pesar de haber sido ubicada por Pimentel en los años 40 en Alpiarça, Portugal, es en este momento cuando la vinculación de fitóftora con la seca es firmemente establecida por el biólogo británico Clive Brasier, que aisló el patógeno en el 85 % de los focos que había muestreado (6).

Posteriormente, alrededor del año 2000, se realizaron en Extremadura una serie de prospecciones en las que se contabilizaron algo más de 450 focos con síntomas de decaimiento o seca (11). Phytophthora cinamomi es nuevamente asociado a la seca de encinas y alcornoques al hallarse en un 30 % de los focos prospectados a pesar de ser un patógeno difícil de detectar (12).

Hoy en día, la enfermedad se haya ampliamente distribuida por toda el área forestal de Extremadura y se estima que existen más de 5.000 focos sintomáticos, habiéndose registrado más de 110 aislamientos confirmados del patógeno. Se estima que el ritmo de crecimiento anual de la enfermedad en la región puede estar en torno al 0,16 % (10).

P. cinnamomi tiene una distribución mundial estrechamente vinculada al clima. El rango de temperaturas donde su desarrollo es óptimo está entre los 20 C y 32,5 C, lo que propicia su actividad en el clima mediterráneo. En zonas con temperaturas más reducidas su crecimiento es limitado, y por encima de los 40 C no sobrevive. Sin embargo, el calentamiento global podría estar favoreciendo su expansión hacia zonas que no le han sido propicias hasta ahora, es decir hacia áreas de mayor altitud y/o latitud (13).

La humedad es otro parámetro determinante en el desarrollo del patógeno, ya que su ciclo de vida requiere de agua para llevarse a cabo. La formación y propagación de esporas infectivas de fitóftora se asocia a las zonas más húmedas del terreno, aunque podrían aparecer en lugares más secos si se llegaran a formar encharcamientos por descargas de agua durante unos pocos días.