En algunas zonas de su área de distribución, la dehesa presenta síntomas de deterioro con graves implicaciones ecológicas y socioeconómi
cas. Es notable la reducción del número de árboles por hectárea y la pérdida de vitalidad de los árboles que se manifiesta en una decoloración y pérdida de la hoja que lleva a un aclarado de la copa, ramas con puntas secas, manchas en el tronco, etc. Son varios los factores que pueden contribuir al decaimiento de la dehesa y, en consecuencia, a su deterioro: aparición de plagas y enfermedades, factores fisiográficos y edafo-climáticos, cultivos inadecuados y características del sotobosque (vegetación herbácea y arbustiva) presentes. El aumento de temperatura y la reducción y alteración de la distribución anual de la precipitación, causados por las alteraciones climáticas, pueden potenciar el estrés hídrico (tanto por un déficit como por un exceso de agua) y aumentar la vulnerabilidad de los árboles al ataque de agentes bióticos nocivos.
FITÓFTORA (Phytophthora cinnamomi) es un patógeno muy agresivo del grupo de los Oomicetos1 que vive en el suelo y ataca a las raíces de las plantas causando podredumbre radicular. Este microorganismo se encuentra con elevada frecuencia en dehesas con síntomas de decaimiento y se considera uno de los principales responsables del debilitamiento y muerte de varias plantas herbáceas y leñosas, entre ellas el alcornoque y la encina (más sus ceptible). Entre el elevado número de huéspedes de este patógeno se incluyen varias especies leñosas del sotobosque de la dehesa, como el brezo común, el jaguarzo morisco, la jara rizada, la jara pringosa, la jara macho, los tojos o el mirto. También algunas herbáceas como el altramuz blanco, el altramuz amarillo y algunas clases de ballico son hospedantes, pudiendo contribuir al mantenimiento y aumento de la población de este patógeno en el suelo. La FITÓFTORA puede estar presente en un 30 a un 80 % del área de una dehesa con deterioro
