¿Qué es la seca?
El término popular ‘seca’ hace alusión a la enfermedad que provoca la muerte o decaimiento de la masa forestal de nuestras dehesas y montes, principalmente encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia y/o Q. ilex subsp. ilex) y alcornoque (Quercus suber).
El nombre de la enfermedad deriva de los síntomas visuales que se observan en las copas de los árboles enfermos. Como ocurre con los nombres de otras enfermedades (como la tinta del castaño, llamada así por el líquido negro que segrega el árbol, o el cribado del cerezo, que hace referencia a las lesiones que se aprecian en las hojas), solo hacemos referencia a un síntoma que se observa en una parte del individuo.
El decaimiento en el arbolado puede tener eventualmente un origen diverso...
El decaimiento en el arbolado puede tener eventualmente un origen diverso (episodios de sequía, contaminación atmosférica o del suelo, gestión inadecuada, etc.) de modo que los mismos síntomas pueden ser imputados a diferentes causas. Es por esto que el término seca’ resulta sumamente impreciso, más aún porque el desconocimiento de la causa nos impide saber con claridad qué actuaciones de lucha o control son las adecuadas.
En la mayoría de las zonas con decaimiento se observan una serie de indicios y evidencias comunes. El árbol comienza alterando el color de sus hojas, virando a colores amarillos o pardos, y continúa con síntomas progresivos de debilitamiento: pérdida de densidad foliar en la copa; muerte progresiva de ramillos terminales o puntisecado; y posible aparición de brotes epicórmicos (chupones) y exudaciones en el tronco.

El proceso termina con la muerte del árbol en un periodo que puede suceder en un periodo entre unos meses y unos pocos años.
La sintomatología de un árbol afectado hace sospechar de la implicación de un conocido agente patógeno, ya identificado y aislado en numerosos focos de seca (1). Se trata de un hongo microscópico, llamado fitóftora (Phytophthora), cuya actuación provoca la pudrición de las raíces, impidiendo la absorción del agua y de sales minerales del suelo. El patógeno comienza su infección invadiendo las raíces más finas (de diámetro inferior a 2 mm) generando necrosis o destrucción del sistema de absorción del árbol y dando lugar, consecuentemente, a deficiencias hídricas y nutricionales. La infección puede continuar su progresión hasta la zona del cuello radicular, causando la podredumbre de tejidos, mientras que los síntomas se van haciendo evidentes en la parte aérea. Cuando se detecta la pérdida de vitalidad en la copa del árbol, gran parte de las raíces más finas han sido infectadas y han perdido su funcionalidad. En lugar del uso común del término ‘seca’, que es quizá demasiado amplio, sería más preciso nombrar esta enfermedad llamándola pudrición radicular por fitóftora.

La palabra Phytophthora de origen griego significa ‘destructor de plantas’ y la especie con mayor participación en el decaimiento de nuestras dehesas es Phytophthora cinnamomi. El rango de especies afectadas por este patógeno es muy amplio, superando las 5000 (1-6), entre las que se encuentran muchas especies forestales (castaños, robles, diversas coníferas…), así como frutales (aguacates) y plantas ornamentales (azaleas y brezos).
Phytophthora cinnamomi es uno de los patógenos vegetales más agresivos, desvastadores y ampliamente distribuidos en la naturaleza. Está considerada como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) (7). Su éxito como patógeno puede ser en parte atribuido a la gran cantidad de especies que infecta (8). En Extremadura, está provocando la muerte del arbolado en muchas zonas de dehesa, lo que supone una pérdida en su productividad y una amenaza para la conservación de este importante sistema forestal.
Referencias
(1) Zentmyer, G.A. (1983). The world of Phytophthora. In: Phytophthora, its biology, taxonomy, ecology and pathology (Ed. by Erwin, D.C.; Bartnicki-Garcia, S.; Tsao, P.H.), pp. 1-8. American Phytopathological Society, St. Paul, USA
(2) Shearer, B.L. and Dillon, M. (1995). Susceptibility of plant species in Eucalyptus marginata forest to infection by Phytophthora cinnamomi. Aust. J. Bot. 43, 113-134.
(3) Shearer, B.L. and Dillon, M. (1996). Susceptibility of plant species in Banksia woodlands on the Swan Coastal Plain, Western Australia, to infection by Phytophthora cinnamomi. Aust. J. Bot. 44, 433-445.
(4) Erwin, D.C. and Ribeiro, O.K. (1996). Phythopthora Diseases Worldwide. St Paul, MN: American Phytopathological Society Press, pp. 562.
(5) Shearer, B.L.; Crane, C.E.; Cochrane, A. (2004). Quantification of the susceptibility of the native flora of the South-West Botanical Province, Western Australia, to Phytophthora cinnamomi. Aust. J. Bot. 52, 435-443.
(6) Jung, T.; Chang, T.T.; Bakonyi, J.; Seress, D.; Pérez Sierra, A.; Yang, X.; Hong, C.; Scanu, B.; Fu, C.H.; Hsue, K.L.; Maia, C.; Abad Campos, P.; Léon, M. and Horta Jung, M. (2017). Diversity of Phytophthora species in natural ecosystems of Taiwan and association with disease symptoms. Plant Pathology, 66 (2): 194-211.
(7) Brasier, C.M.; Robredo, F.; Ferraz, J.F.P. 1993. Evidence for Phytophthora cinnamomi involvement in Iberia oak decline. Plant Pathology, 42: 140-145.
(8) Lowe S., Browne M., Boudjelas S., De Poorter M. (2000). 100 of the World’s Worst Invasive Alien Species. A selection from the Global Invasive Species. Published by The Invasive Species Specialist Group (ISSG) a specialist group of the Species Survival Commission (SSC) of the World Conservation Union (IUCN), 12pp.



